Simeón Benítez, el vecino de Villa Mercedes que cumplió 100 años y lo festejó en un salón

Por Sonia Schoenaker

Simeón Benítez nació el 28 de octubre de 1923 en el campo “El Valle”, ubicado a 2 kilómetros de La Toma, y allí se crió junto con sus padres y hermanos.

Cuando tenía 20 años se trasladó a Villa Mercedes, donde conoció a Margarita Elena Giobbi, (con quien estuvo toda su vida hasta que ella falleció a los 92), y juntos tuvieron a Ramón, más conocido en la ciudad como “Cachín”, el payaso que integra el dúo “Cachín y Pelusa”.

En su juventud comenzó a trabajar como guardatrenes y se dedicó incansablemente a los ferrocarriles hasta que se jubiló. “Iba de acá para allá. Lo llevaban de pueblo en pueblo. Estaba dos o tres días afuera y volvía, siempre fue trabajador”, recordó su hijo.

Durante su vida Simeón vivió en el Barrio San Martín, a una cuadra del Hospital de la Villa. Actualmente reside en el centro de adultos “La Quinta de Graciela”, donde el sábado por la tarde celebró un nuevo año de vida.

“Le llevamos una tortita y facturas y festejamos. Estuvimos compartiendo con él y con todos los abuelos cantándole el feliz cumpleaños, pasando una tarde muy linda”, contó Cachín.

Tiene dos nietas, Natalia y Patricia, y tres bisnietos, David, Ruth y Facundo, con quienes comparte tiempo todos los fines de semana.

Su familia aseguró que “es un gran jugador de truco”.

“Está muy bien de la cabeza y razona bien. Juega al truco y al chinchón, es una maravilla”, comentaron a El Chorrillero.

Este domingo le hicieron una fiesta en un salón de la zona céntrica. Estuvieron invitados todos los conocidos, amigos y familiares de Benítez: “Los pocos que están han dicho ‘si, queremos estar presentes en el cumpleaños del abuelo’”.

Mientras se vestía con un traje negro, camisa blanca y un moño azul para entrar al festejo, “el nonito” manifestó en diálogo con este medio: “Ya no me cabe la ropa de contento”. Y reveló su clave para llegar a los 100 años: “Soy un tipo muy económico, muy sano. Me cuido mucho, a pesar de que algunos golpes he tenido”.

Lo agasajaron con “muchas sorpresas”, música, comida y hasta un carnaval carioca: sombrerito de colores para el abuelo y maracas.

“Con María Celia, mi señora, nos sentimos muy orgullosos y contentos de estar presentes en el cumpleaños de mi padre. Damos gracias a Dios, principalmente porque somos creyentes, muy católicos y la bendición que nos ha dado es que mi padre pueda cumplir 100 años, estar a su lado y poder compartir con toda la familia, los amigos y seguir adelante”, finalizó Ramón, que también se encontraba “muy emocionado”.